La pandemia de coronavirus ha llevado a los Gobiernos de todo el mundo a adoptar medidas restrictivas y aislamiento social para contener el avance del virus. La llegada de las vacunas y el avance del proceso de inmunización provocó que los contagios y fallecimientos descendieran, lo que significó que paulatinamente se fueron habilitando actividades.
Sin embargo, en este período muchas personas a pesar de estar vacunados y de las medidas sanitarias tienen temor de volver a su vida normal, y toman la decisión de quedarse en sus hogares.
Los especialistas denominan a esta situación como el "Síndrome de la cabaña" y destacan la importancia de prestar atención a esta conducta.
"Es un conjunto de síntomas y reacciones, emocionales, cognitivas y motoras que se presentan frente a situaciones interpretadas como de riesgo vital. Una persona o grupos de personas experimentan síntomas luego de atravesar períodos prolongados encerrados sin acceso a intercambio significativo con el exterior", explica a LAGACETA.Com el psicólogo clínico Dante González.
El profesional aclara que este síndrome no es una enfermedad mental. Sino que hace referencia al miedo y creencias negativas que se activan frente a la posibilidad de salir del medio que considera seguro.
"El confinamiento como respuesta a la pandemia llevó a la sociedad a resignificar la interpretación de las vivencias cotidianas, lo que es seguro o riesgoso, cambia según el contexto, la vulnerabilidad asociada al afuera permanece y sólo las experiencias que construyan el sentido un medio seguro generarán sentimientos de seguridad en el afuera, de lo contrario permanecer encerrados será la respuesta para muchos", agrega.
La psicólogo Cecilia Belén Benito explica que los síntomas pueden presentarse a nivel cognitivo y emocional. "Dificultad para concentrarse, para conciliar el sueño, problemas de memoria, angustia, dolores de pecho, sensación de ahogo, fobia a objetos exteriores, preocupación excesiva, fatiga, irritación, sudoración, problemas gastrointestinales, entre otros", detalla.
La pandemia y el aislamiento social fue vivido de distintas maneras en la sociedad. A muchos les tocó vivir la pérdida de familiares, contagiarse, estar internados, entre otras situaciones; por lo que los profesionales destacan la importancia de prestar atención lo que experimenta cada paciente y no naturalizar este síndrome.
"Quienes sufran este trastorno durante un período extendido, presentará consecuencias en mediano o largo plazo, y el tiempo de duración del malestar dependerá de los recursos de personalidad que cada sujeto, para algunos resignificar el afuera como seguro estará dado a partir de pocas experiencias positivas en el medio exterior", precisa González.
Para otros, la realidad de las experiencias positivas del afuera se verán oscurecidas por las construcciones negativas de la mente. "No pueden ver la realidad sino sólo la búsqueda de calmar el malestar, impidiendo la producción de conductas adaptativas, llegado a este punto es necesaria la consulta con profesionales de la salud mental ya que el cambio de sentidos producidos por el confinamiento puede desencadenar expresiones de patologías pre-existentes", enfatiza.
Prestar atención
Identificar este fenómeno que pueden experimentar niños, jóvenes y adultos es primordial. Evitar que el miedo domine la situación y trabajar paulatinamente, sin forzar las situaciones, es clave para superar este síndrome.
"Salidas de manera gradual, de lo micro a la macro, tomar todas las medidas necesarias de cuidado, escucharnos, cuestionarnos y reflexionar sobre lo que nos está pasando es un primer paso para retomar ese contacto con el exterior", dice Benito, quien incluye técnicas de relajación, respiración, meditación para afrontar este problema.
En tanto, González destaca algunas acciones pueden ayudar a la construcción de imágenes positivas del afuera.
"Concentrarse en experiencias satisfactorias, percibiendo las sensaciones que las acompañan. Romper con rutinas , explorando nuevas experiencias. Exponerse paulatinamente a los estímulos que generan temor. No cuestionar ni desesperarse frente a las emociones, ni desesperarse por eliminarlos rápidamente, buscar la calma. Compartir las vivencias satisfactorias, esto permitirá resignificar la función positiva del entorno", concluyó.